23 de agosto de 2019

Madre nuestra

Mientras continúo con mi actividad creativa y algunos momentos de ocio vacacional me llegan noticias e imágenes de incendios terribles que asolan varios rincones del planeta y hieren mortalmente a nuestra madre naturaleza. Eso me produce una gran inquietud y me entristece, siempre he encontrado en la naturaleza mi fuente de inspiración a parte del sosiego y la calma que me proporciona conectar con ella, además de que obvia y evidentemente es quien nos permite vivir y alimentarnos y su desaparición es también el camino hacia nuestra propia extinción y eso hace que me pregunte, que se hace para detener esta locura, ¿Tan cómodos estamos en nuestro destructivo "estado de bienestar" que no se está dispuesto a hacer nada?, ¿Tanto nos hemos creído ese cuento de que somos los reyes de la creación? La naturaleza no nos necesita para seguir subsistiendo, nosotros a ella si. Nada es permanente, ni siquiera nuestra existencia y si seguimos por el camino por el cual vamos se producirá mucho antes de lo que a muchos les gustaría.
Lo de los incendios más recientes son solo la última de una larga lista de despropósitos y agresiones contra quien nos alimenta y nos sostiene en favor de la más pura y simple avaricia y en lo que a mi respecta este comportamiento no merece los calificativos de civilización y progreso.
Hace algún tiempo participé en un evento cultural solidario dedicado a la madre, en ese momento escribí un sencillo poema dedicado a la madre tierra, inspirado además en una oración por todos conocida, hoy os lo comparto, causalmente coincidiendo con el día de mi santo. 
¿A qué esperamos para defender y ser los dignos guardianes de la madre de todas las madres, padres, abuelas, abuelos, hijas e hijos de este planeta? Pues pienso que esto es tarea de todos y no solo de unas pocas ongs.
Espero poder celebrar algún día el despertar de la "humanidad".


Imágenes fotográficas de Rosa de Soto 

MADRE NUESTRA

Madre nuestra que estás en la tierra.
Santifica a los hijos que no te conocen,
Tráenos tu sabiduría de sacerdotisa y diosa
que nos permita ver lo necesaria que eres.
Hágase la conciencia entre los humanos. . .seres
así en sus mentes como en sus corazones.
Danos los frutos que tanto nos nutren.
Perdónanos todo el daño que te hacemos
y enséñanos a ser más humildes y maduros.
No nos dejes caer de nuevo en la codicia
y líbranos también del egoísmo y la injusticia,
líbranos de nuestra estúpida ceguera,
líbranos de la violencia y la desidia,
de nuestra ignorancia y soberbia,
líbranos de nuestro cobarde silencio
Diosa-madre que estás en el agua y la tierra
y compadécenos, abrázanos, acoge
a tus pródigos hijos de nuevo
en tu cálido y protector seno
. . . . Amén, amén, amén. 

Rosa de Soto