21 de febrero de 2019

Cae la cortina, paisaje cambiante y erotismo

Sigo con mis obras evolutivas y le toca a un paisaje, que aunque es femenino o basado en la figura femenina, decidí que a su vez compartiría el estatus de paisaje, por lo que como todo paisaje la posibilidad de cambiar es algo inherente en él, además, los seres humanos también somos parte del paisaje y como tal susceptibles de cambiar.
De echo mi propio paisaje femenino ha cambiado de un tiempo a esta parte, se ha reescrito de nuevo desde la piel al alma, en base a ello una de las nuevas incorporaciones a este paisaje es una linea dorada solar que re-dibuja su contorno, una luz de fuego masculina que acaricia su forma participando, sin invadir, en ese proceso de cambio y re-afirmación desde si misma hacia si misma, y tal vez una vez más y como me viene sucediendo de un tiempo a esta parte la causalidad vuelve a ponerse en marcha y que esta obra haya sido la que ha pedido ser rescatada y re-interpretada de nuevo en este momento no es ni mucho menos fruto del azar.
Si nos ponemos mitológicos también podría considerarse una forma de ilustrar el mito de Danae y la lluvia de oro.
Esta obra además acaba depositada en otras manos, también femeninas, para que sea inspiración o simplemente se recree en este paisaje que es parte de su naturaleza.

Paisaje femenino (adquirida)


Y tras observar esta obra mientras comparto estas lineas surge a su vez la necesidad de compartir un poema dedicado a ese ser masculino que actualmente es parte de mi vida, alguien que para mi lleva en él la energía de fuego del Ave Fénix. Este es su poema, este también es su paisaje y no me refiero a la obra pintada.


A LA HORA DE LA MERIENDA

Transformarme con tu sexo,
el sexo de tus virtuosos dedos
de tus bendecidas boca y lengua,
en la sensual caligrafía de tus letras
 con que creas tus poemas y tu música.
Avivar y encender esa yesca
que contiene tu alma de fénix
y cuando el sol llegue a su cenit
recolectar sus dorados rayos
y convertirlos en dulce néctar
como la laboriosa abeja hace la miel.
Quiero esta tarde de tus notas beber,
y de esos versos de amor compuestos,
por esa pasión en combustión creciente
. . . . a través
de tus dedos y tus labios en mi piel.
Arder en tu irreal y fantástico fuego
y en los rayos del sol del atardecer
hasta reducirme a cenizas y renacer
. . . . después.
Y llegados al transmutador orgasmo
caer rendida y plena en tus brazos
y acunándome en ellos dormir la siesta
y soñar con alcanzar contigo el nirvana
hasta que sea la hora de la merienda.


Rosa de Soto


Y puesto que no tengo ningún inconveniente en ese sentido, os comparto el enlace a la obra tal y como estuvo en un principio y comparéis el antes y el después.