6 de noviembre de 2008

Primeras obras, maestros


Homenaje a Chagall, gouche


Homenaje a Boticelli, mixta



Bailarinas, homenaje a Isadora Ducan, mixta

Las influencias son inevitables, ¿quién no ha sido maestro y aprendiz?

Primeras obras, humano


Meditación, técnica mixta



Maternidad, técnica mixta



El calvario, técnica mixta



El beso, collage

Aprendiendo a hablar el lenguaje de la técnica

Aun era estudiante de arte haya por la década de los noventa y empezaba a conocer todas las herramientas  que estaban a mi disposición para poder expresarme como un niño que empieza a conocer sus primeras palabras, a dar sus primeros pasos.
Todos tenemos que nacer para poder existir, abrir los ojos al mundo y dar nuestros primeros pasos vacilantes e inseguros. El niño comienza a sentir curiosidad por todo lo que le rodea.
Como ese niño, el artista explora todas las vías, todas las posibilidades que los materiales le ofrecen,  todo lo que le rodea le inspira, le provoca curiosidad y aprende también de si mismo.
Alguien me dijo que debía borrar y hacer desaparecer estos primeros trabajos de este blog, pero . . . ¿Quién puede renegar de sus primeros pasos o de sus primeras palabras?, ¿tanta vergüenza han de darnos que debemos fingir que no existieron, esconder todas las imágenes de la infancia?
Y observo estas dos obras y soy consciente del carácter contradictorio del buscador, vida o muerte, sutileza o agresividad, espacio casi vacío o muy lleno. Ambas dicotomías subsisten nos guste o no. Y lo que ahora pienso es que aun sigo amando a la naturaleza lo suficiente para ser antitaurina. 
La acuarela prácticamente no tiene materia, el pincel apenas tocó su superficie y se ve la despreocupada frescura del principiante, el bodegón fue esculpido a golpe de espátula, con mucha textura buscado ya la perfección en las formas.




Mi primera acuarela

Bodegón taurino, Acrílico (adquirido)