10 de junio de 2017

Recordando un cielo marino

El próximo 15 de junio nuestro particular "Cielo Marino" será desmontado y tal vez tome rumbo a otros puertos y ahora me concedo un respiro en unos días que llevo de orden y reorganización de unas cuantas cosas a nivel interno y externo fruto de los momentos y situaciones vividas los últimos meses, para compartir en imágenes fijas y en movimiento el proceso e inauguración de este proyecto. Los mejores caminos no van en linea recta y algunos tienen bifurcaciones y carreteras secundarias, también van a un ritmo distinto, como el que me hizo coincidir con los chicos y chicas con síndrome de down con quienes realicé el curso de creación inclusiva. Un mes de mayo intenso donde descubro que en muchos casos todo lo que se desarrolla en esas carreteras secundarias puede ser mucho más creativo e inspirador que lo que se mueve por las vías principales, pues posee esa libertad y espontaneidad de quien realmente crea por que simplemente no se plantea otra cosa que expresarse, sin más expectativas, y me lleva a mi de nuevo a esos mundos que un día hace años atrás también formaron parte de mi y había quedado en el olvido. Un mes de mayo intenso y fascinante que pongo en orden en junio. La mayoría de las instantáneas subidas aquí son cortesía de algunos de mis compañeros de curso y muy especialmente hacer mención de dos personas, Jorge Ruiz Serna y Ramón Victoria, que poseen una mirada distinta y especial a la hora de captar momentos con sus cámaras.

Proceso de creación y montaje de la instalación "Cíelo Marino" visto por Jorge Ruiz Serna
























Proceso de creación y montaje de la instalación "Cíelo Marino" visto por Ramón Victoria






















El resultado final, fotografías de Rosa de Soto y Jorge Ruiz Serna













Y llegó el gran día y pudimos disfrutar de un trabajo acabado y sus múltiples posibilidades visuales. Una obra que tal y como fue montada genera sensación de movimiento junto con la belleza cromática que posee. Tuvo gran repercusión en los medios de comunicación. 


















Recibimos a los asistentes con nuestra propia banda sonora, realizando una performance generando nuestros particulares sonidos del mar y cantos de sirena y acabamos dejándonos llevar por la instalación como si fuésemos movidos por las olas de nuestro particular cielo marino.


Cuando todo acabó y la gente se fue Laura, otra de las compañeras de curso, Jorge y yo nos organizamos una sesión de fotos de lo más artística fusionándonos con esta obra de arte.





Ha sido un placer ser parte de este proyecto, es una de esas cosas que recuerdas con cariño con el paso del tiempo y no olvidas fácilmente el aprendizaje que ha llevado consigo. Tampoco olvidaré a las personas con quienes he compartido este viaje, los compañeros de curso, los cuales me han parecido gente estupenda, esos ángeles con otras capacidades que en algunos casos son superiores a quienes nos consideramos normales, sobre todo en cuanto a cariño y espontaneidad ser refiere, y por supuesto a quienes no guiaron en esta travesía.