25 de febrero de 2017

Retorno, creación espontanea y homenaje poético

Vuelvo a existir de nuevo y salgo de mi retiro para ser parte de dos actividades que tuvieron lugar el jueves 23 de febrero. Por un lado comienzo ese día un curso de creación integrada con personas con síndrome de down. Llevo un tiempo interesada más en la parte emocional, social, de integración y desarrollo personal que encierra la creatividad y el arte y ha sido un regalo para mi que este curso se haya cruzado en mi camino y tener la oportunidad de trabajar con personas con tanta espontaneidad y sinceridad, de las que espero aprender mucho. Ya el primer día tengo la ocasión de realizar un trabajo con ellos y con el resto de mis compañeros de curso, y me dan una buena dosis de cariño sin pedir nada a cambio, me demuestran su inteligencia y hace que vuelva a casa con una sonrisa y una nueva inspiración, deseando que sea jueves otra vez.



No es Picasso, ni Miró, es el primer trabajo colectivo que realizamos los asistentes al curso y las personas con síndrome de down, un trabajo efímero y espontáneo fruto del azar y la creatividad más pura, hecho sobre una pizarra y con tizas de colores. Incluso me aventuro a ponerle un titulo "La armonía del caos" seguramente en este momento en el cual escribo estas lineas ya ha dejado de existir y la pizarra a vuelto a estar limpia e impoluta, solo quedan fotografías como esta para recordarlo.


Por la noche de ese mismo jueves 23 de febrero participo en un recital poético en homenaje al joven poeta cordobés Nacho Montoto y un ser humano profundamente comprometido con la cultura donde vivía y donde iba, que nos dejó a la corta edad de 37 años el pasado 8 de enero, apenas estrenado el año 2017. Invitada por la poeta Helena Paso Real y su revista "el Cuerno de la luna" recito junto a otros poetas algunos versos de este desaparecido autor. En en el mundo de vez en cuando surgen grandes almas con vidas efímeras.












El propio Nacho Montoto recita algunos de sus poemas en una entrevista realizada en 2014

Comparto uno de los poemas que leí en este homenaje y con el cual conecté profundamente.

SINESTESIA

Yo que he jugado de pequeña con los sonidos de las gárgolas cuando miraba con recelo las imponentes fachadas de las iglesias.

Yo que un día hice un zumo de nubes y escuché el canto sumergido del mar bajo las rocas.

Yo que probé los sabores del odio, la venganza y el asedio por haber nacido hija de Afrodita.

Yo que con los dedos de mis manos modelé a mis amantes de viento.

Asumo que la palabra de las flores es el único lenguaje que conozco, que curé mis heridas con la baba de un caracol albino y que he blandido una espada de arena con la que derroté a los demonios salados en las playas nudistas de Gades.

Os recuerdo que mi cuerpo está al alcance de todos los que amen desde la ternura, pues mi cuerpo es el de un ángel que ha vivido, ajeno, en las cornisas invisibles de otro tiempo, no muy lejano pero imperecedero.

Un ángel cuyos labios observan cómo los besos que no se dan se convierten en espinas, que escucha el crujir del fuego en el iris blanco de su mirada y acaricia el sabor de la muerte en las lenguas ajenas de sus semejantes.

Si no fuera porque este mundo es una promesa de la infancia que algún Dios hizo a su hijo, si no fuera porque el vientre de la Tierra cobija a las generaciones venideras.

Sí, si no fuera porque el tiempo se ha estancado sin que nadie lo supiera, yo nunca hubiese adivinado que la vida es el deseo cumplido de un viejo que soñó, un buen día, que las estrellas eran ojos de gato y los planetas ovillos de lana.

Lástima no haber tocado el sol, no haber sentido la llama en los labios ni visto los aromas de lavanda y violetas reflejados en vuestros rostros.

Un colibrí asoma entre las aguas, parece que una ballena blanca ha resucitado. 

Nacho Montoto